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Para todos aquéllos que me lo han comentado, retomamos esta entrada.
Todos queremos que nos comprendan. Los hijos se lo dicen a sus padres, sobre todo en la adolescencia, las mujeres a sus maridos, los maridos a sus mujeres…Es una de las frases más escuchadas en las consulta de un terapeuta de pareja: “mi marido no me entiende”. Pero, realmente, ¿qué es entender a otra persona?. Es un acto que conlleva escuchar de forma activa, reflexionar sobre lo que se nos dice, no presuponer ni interpretar, si tenemos dudas sobre lo que nos transmiten, preguntar, mostrar Empatía y tener en cuenta la comunicación no verbal, que proporciona tanta información o más que la comunicación verbal.
No debemos olvidarnos del silencio, puesto que es una forma muy potente de comunicar. Cómo dijo Lacordaire “después de la palabra, el silencio es el segundo poder del mundo”.
Muchas veces, interpretamos como incómoda la situación que genera el silencio o como un “problema” de comunicación, porque pensamos que el otro no sabe qué decir…
Nada más lejos de la realidad, puesto que el silencio es parte fundamental de la comunicación y de la escucha.
Teniendo en cuenta que la comunicación es uno de los pilares sobre los que se asienta una relación afectiva y que, si esta falla, a medio-largo plazo fallará la relación, hay muchísima parejas que acuden a terapia por problemas de comunicación.
Hay otras muchas que buscan ayuda por otros motivos que, al final, están generados y/o relacionados con una comunicación no eficaz.
Muchas veces la rutina, la falta de tiempo para comunicarse, las tecnologías, etc, van introduciendo a la pareja en un distanciamiento físico y emocional que acaba afectando a varias facetas de su vida en común, entre ellas la comunicación. Cuando esto ocurre y se acude a un terapeuta de pareja para buscar soluciones, es fundamental empezar rescatando esos momentos conjuntos de pareja, esos aspectos positivos que antes se veían y expresaban y ahora no y además fomentar las señales de afecto. ¿Por qué esto es tan importante y prioritario? Porque cuando recordamos y retomamos los aspectos positivos del otro y, además, se los decimos, el vínculo afectivo empieza a formarse de nuevo. El recibir, por parte del otro, no solo críticas, si no reconocimiento de nuestras virtudes, hace que se esté más receptivo a la comunicación, fomenta la Empatía y contribuye al entendimiento.
Es fundamental promover la Empatía y la flexibilidad (¿Eres Flexible?), puesto que, como decía A.B. Fontcuberta: “No vemos las cosas como son, si no que vemos las cosas como somos nosotros”. El ser flexibles nos va a ayudar a escuchar de una forma más activa y predispuesta a la reflexión, sin pensar que sólo lo que nosotros decimos es lo correcto y que, por tanto, tenemos la razón y no necesitamos escuchar ningún otro argumento.
Pero, a partir de aquí, ¿cómo conseguimos que la comunicación en la pareja sea eficaz?. Cuando la pareja está inmersa en un círculo de discusiones es muy común entrar en el reproche al otro por lo que no hace, no dice, no ve o no entiende. Cuando esto ocurre, es muy habitual entrar en una escalada de discusión, en la que cada vez se levanta más la voz y se repite constantemente el mensaje, entrando en un bucle sin sentido, pensando que así nos van a entender mejor o nos van a prestar más atención. Al ver que esto no es precisamente así, la intensidad emocional también sube y es común la aparición de lloros y/o discusiones con un nivel de intensidad y agresividad verbal importante. Al final, esto sólo produce distanciamiento.
Por tanto, ¿cómo podemos transformar todo esto en comunicación eficaz?. Es muy importante saber escuchar, lo que llamamos escucha activa. Nos referimos a prestar atención real al mensaje del otro. A pensar, escuchar y reflexionar sobre lo que nos dice sin interrumpir y con interés. (Cómo mejorar la comunicación).
Podremos comprenderle mejor si fomentamos la Empatía. Si pensamos cómo nos sentiríamos nosotros en la situación que nos está describiendo. Si conseguimos ponernos en su lugar y pensar que el otro también puede “tener razón” en sus argumentos, habremos conseguido gran parte de comunicación eficaz. Porque muchas veces hay un gran enemigo en la comunicación de estas parejas que es “yo tengo razón”. Una de las formas más potentes para arruinar una relación es luchar constantemente por tener razón. Pero, al final y una vez buscada la ayuda profesional de un terapeuta de pareja, habría que preguntar a cada uno de los miembros de esa pareja, si prefieren tener razón y ganar las peleas o ser felices y salvar su relación. Cuando en una persona prima más el interés en tener razón y luchar por conseguirlo, que el estar bien con su pareja y llegar a acuerdos, es importante ver qué pensamientos hay detrás de esta conducta y trabajar con él de forma individual para sustituir esas ideas disfuncionales por otras más eficaces y terapéuticas, si no, sería complicado conseguir instaurar la Empatía en ese estilo comunicativo (Estilos de Comunicación ( Agresivo-Asertivo-Pasivo).
De la misma forma que es importante saber transmitir, con Asertividad, nuestros pensamientos y emociones, sabiendo cuáles son nuestros derechos, es fundamental respetar los turnos y derechos del otro. No es lo mismo decir a nuestra pareja que nos sentimos tristes o disgustados porque no ha preparado la comida y que nos gustaría que la preparase mientras nos damos una ducha, por ejemplo, que decirle que es un vago porque no está la comida lista cuando volvemos del trabajo. Por tanto, hay que expresarse desde el yo; cómo me siento y pienso yo en relación a una conducta concreta de nuestra pareja y no entrar en calificaciones ni etiquetaciones.
Como decíamos al principio, no debemos olvidar la comunicación no verbal. Por muy tranquilas o cordiales que puedan parecer nuestras palabras, si nuestros brazos y manos se mueven acelerados, o nuestra cara expresa tensión, no vamos a conseguir transmitir un mensaje desde la calma. Cuando esto nos ocurre, es interesante intentar estar atentos a nuestro diálogo interno. ¿Qué estamos pensando realmente, qué ideas hay detrás de esa actitud o esa expresión?
Cuando la pareja ha conseguido mejorar sus habilidades de comunicación y tienen un buen nivel de Empatía respecto al otro, es importante trabajar las Emociones. Nos referimos a identificar y saber expresar lo que se siente y, a la vez, reconocer y aceptar las emociones del otro. Muchas veces, el hecho de estar inmerso en un círculo de discusiones, hace que no tengamos en cuenta el mundo interior del otro. Se tiende a interpretar por qué hace una cosa determinada y si esa cosa concreta no nos gusta, pensamos que no nos quiere lo suficiente o no se preocupa por nosotros como deseamos, deduciendo, por tanto, que eso es lo que el otro siente por nosotros.
Cuando se trabaja la expresividad de emociones en terapia, cada miembro de la pareja descubre realmente qué sentimientos hay detrás de una actitud o conducta concreta. Es importante realizar estos role-playing en sesión, porque ayudan muchísimo a la pareja a descubrir los sentimientos reales del otro.
Además, es importante que cada miembro de la pareja consiga interiorizar que sólo él es el responsable de sus palabras y sus actos y, por tanto, sólo él puede modificarlos. Tendemos a responsabilizar al otro de lo que nos ocurre pero, al final, sólo nosotros tenemos la capacidad de decidir lo que hacemos y decimos. No queremos decir que en la pareja no exista ni sea importante la reciprocidad; la relación entre el comportamiento de uno respecto al otro, por supuesto, es algo a tener en cuenta y a trabajar en la terapia, porque, al final, toda persona tiene unas expectativas para con su pareja. Lo que es fundamental es que estas expectativas sean realistas y consigamos ajustarlas en terapia para que, esa reciprocidad sea adecuada entre los dos miembros de la pareja.
En algunas parejas la comunicación eficaz se establece de forma natural, generando una relación positiva que, de forma directa, facilita la sensación de felicidad y plenitud dentro de la pareja. Pero no siempre esto es lo que ocurre y, muchas veces, sobre todo en momentos en los que la pareja pueda atravesar situaciones complicadas y/o conflictivas, es necesario aprender nuevas formas de expresarse y mejorar las habilidades de comunicación que estamos utilizando, puesto que esto influye de forma directa en la relación afectiva. Cuando la pareja vuelve a comunicarse afectivamente fomentando momentos de ocio e intimidad juntos, es mucho más sencillo conseguir una comunicación eficaz. Al final, el éxito de la terapia de pareja depende, en gran medida, de conseguir recuperar los aspectos positivos de la relación y, sobre todo, conseguir mantenerlos. Aunque, al principio, es normal encontrar en la pareja resistencia al cambio, la labor del terapeuta es fundamental para conseguir motivarles hacia ese cambio conductual y enseñarles que cada crisis puede ser una oportunidad para el cambio y aprendizaje de nuevos recursos y habilidades de comunicación eficaz.
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